En España, un banner de 777 Casino me llamó la atención y decidí probar suerte. Los juegos tienen un descaro total, y los mini-bonos aparecen cuando menos lo esperas, provocando risas tontas. Incluso lancé un reto absurdo a un amigo para ver quién sacaba la combinación más loca. Pasamos horas enganchados, riendo de cada giro ridículo y disfrutando del caos que mantiene el sitio, quedándome mucho más tiempo del planeado pegado al monitor.
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